Mi vida, como la tuya, es un viaje sin retorno.
Quizás por ello es más bella, más nítida y más complicada, o incluso, más sencilla si la dejo fluir recorriéndola sin miedo.
De lo vivido puedo asegurar que “siento” y de lo que me queda por vivir que “sueño”.
Quizás esté todo dicho, con palabras infinitamente más bellas, pero yo tengo esa necesidad de hablar, de llenar mi habitación de palabras que me recuerden a cada minuto que estoy viva, viva, viva.
No le doy importancia a cada inhalación o exhalación, se producen y punto, pero cada una de ellas me dejan estar consciente. No le doy importancia a mi corazón pero en cada latido siente. No le doy importancia a mi espíritu pero en cada acción me descubre de qué estoy hecha.
Y así, cada palabra que recorre mi cuerpo en el aire respirado, en el latido sentido o en la intuición que se revela, me voy reconociendo viva, aceptada, perdonada.
Entonces, viene a mi la recurrente pregunta, ¿por qué soy así? Y en lugar de respuesta, nace otra pregunta encadenada ¿para que?.
Puedo ser el resultado de vidas que, antes que la mía, ya fueron de una manera para transmitirme ser yo misma. Puedo también ser así por el resultado de mi propia experiencia. O incluso, puedo ser yo por el reflejo de los espejos en los que me miro.
Es cuando regreso a mi interior y hallo esa bola de fuego cuyo color ser transforma según siento el instante, para encontrar una incipiente respuesta, no importa tanto el por qué sino el para qué soy así.
En este blog buscaremos los para qué que dan sentido a nuestra existencia, con el único fin de ser cómplices de la desnudez de nuestra alma.
¿Me acompañas para sentir?

Mi vida, como la tuya, es un viaje sin retorno
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Estamos para sumar siempre, una palabra amable al que llora. Un abrazo a quien el frío filo de un destino no buscado ha herido fuerte.
Estás para Ser, para insuflar calor humano, compasión y amor.
Estás porque puedes elegir en libertad estar.
Una delicia leerte y meditar sobre lo que escribes.